El sábado además de ser fiesta nacional en Aranda de Duero seguíamos celebrando que estábamos de festival, en el mejor de todos, en nuestro Sonorama.
A pesar de ser ya el último día, teníamos que echar el resto en él y disfrutar al máximo con todas las actuaciones y darlo todo.
Teníamos una premonición (o un chivatazo) de que algo iba a pasar la mañana del sábado en la Plaza del Trigo, así que no pudimos esperar mucho y como el día anterior, nos pegamos el madrugón para coger el mejor de los sitios y esperar a la sorpresa.
Pero antes había tres actuaciones y teníamos que pasarlo bien.
La primera de ellas fue Tórtel, que nos hizo despertar del todo y abrir bien los ojos. Estuvimos bailando con las canciones de sus dos trabajos "Entusiasmo" y "La gran prueba", donde sonaron muchos temas pegadizos y que nos hizo apuntar a Tórtel en nuestra lista de artistas pendientes, ya que no lo conocíamos y fue un descubrimiento que nos dejó ganas de repetir.
Así, en una de sus canciones, salió Alejandro Jordá, baterista de Izal, para colaborar mientras se echaban unas risas disfrutando encima del escenario.
Después les tocó el turno a Señores, unos chicos procedentes de Bilbao que siguieron calentando la Plaza del Trigo haciendo sonar sus temas. Parece que el público asociaba la voz de su vocalista con la de Iván Ferreiro, y a decir verdad, nos recordaba un poco a la suya.
Y llegaron las dos de la tarde y con la hora, una de las actuaciones más esperadas del festival. Llevaban ocho años esperando ese momento, el momento de tocar en Sonorama Ribera, y lo hacían en la gran Plaza del Trigo. Ellos eran Rufus T. Firefly y estaban tan deseosos como nosotros de sentir el escenario.
Rufus T. Firefly es un grupo que mola, que te hace disfrutar, pero sobretodo es un grupo que tiene mucho que decir y se demuestra en sus canciones.
Los de Aranjuez nos hicieron cantar y bailar como nunca mientras hacían sonar temas como Nueve, Pompeya, Test de Voight-Kampff o El séptimo continente. Cuando le llegó el turno a El problemático Winston Smith llamaron a uno de los integrantes de Vetusta Morla, Jorge González. éste fue un gesto de agradecimiento por parte de la banda hacia Vetusta Morla, ya que estuvieron de gira con ellos de teloneros y fue un gran paso para ser más conocidos.
La verdad, es que Rufus T. Firefly nos dio una actuación estelar, magnífica, increíble; no sabría qué adjetivo emplear para describir lo que en ese momento se palpaba en el ambiente por parte de todos los asistentes porque nos dieron mucha caña y nos hicieron aplaudir hasta quedarnos sin fuerza en las manos.
Pero los momentos grandes en la Plaza del Trigo no se acaban ahí.
Después de la actuación de Rufus T. Firefly subía el escenario nuestro director favorito Javier Ajenjo para anunciarnos una actuación sorpresa, pero sorpresa de las de verdad.
En ese momento empezaban a montar el equipo y poco después se subía Ángel Carmona con su banda a anunciarnos que lo íbamos a pasar muy bien con algo que no había pasado antes en esas tablas.
Entonces en primer lugar, empezando a sonar los primeros acordes, salió Xoel López para cantar en su voz Turnedo de Iván Ferreiro, y parecía que la canción era suya y que era algo habitual. Y nosotros estábamos expectantes.
Llegaba al escenario otra de las grandes voces de las que puede presumir este país, la de Pucho, que alzó en su voz Ser brigada de León Benavente y nosotros desde la primera fila no pudimos gritar más ese "desierto de Almería" mientras pegábamos saltos.
Pero ya le tocaba el turno a alguna chica, y entonces subió la rubia, salió Zahara y entre bailes, movimientos de pelo y los coros del público, cantó Que no de Deluxe de una manera tan bonita que ojalá vuelva a cantarla en alguno de sus conciertos y estemos ahí para disfrutarlo.
Y después apareció un náufrago por el escenario de la Plaza del Trigo, sí sí, Ángel Stanich, que puso al público patas arriba literalmente con una versionzaca de Mi realidad de Lori Meyers. Nos encantó, no fascinó mucho y nuestro cuerpo no paraba quieto pero es que nosotros tampoco queríamos parar.
Quedaban dos actuaciones más, sólo dos, y la penúltima era de la mano de John, vocalista de Smile que nos puso a bailar con On my mind. Pero nosotros no queríamos que ese momento tan especial se acabara, queríamos que siguieran saliendo más artistas para cantar todos esos grandes temazos.
El broche final al momento lo puso Marc de Sidonie, que nos volvió locos cantando Club de fans de John Boy de Love of lesbian, de los que salió Joan Ramon Planell a ayudar a los teclados. Pero hay algo de los chicos de Sidonie que siempre alegra y es ver cómo siempre están los tres encima del escenario.
Lo que se vivió esa mañana en la Plaza del Trigo fue algo único, fue una actuación mágica y todos los que estuvimos ahí presentes fuimos unos privilegiados por ver a seis grandes personas y artistas cantar seis grandes temas del panorama español.
Y después de tanta emoción, euforia e ilusión, nos tocaba despedir la jornada de la tarde, y la encargada en abrir el principio del fin del festival en el escenario Ribera del Duero fue nuestra querida Zahara.
La rubia pisaba el escenario con fuerza, porque a pesar de ser tan menuda, es una grande.
Comenzó su repertorio con El deshielo, canción que le daba nombre a su anterior gira y que con banda tiene un ritmazo que no deja a nadie quieto.
Sonaron canciones de "La fabulosa historia de" como Funeral, de "La pareja tóxica" como Camino LA con un ritmo nuevo muy festivalero que nos gustó mucho, pero mucho; y como no, sonaron los temas de "SANTA", su último disco que está presentando actualmente, Entre tantos temas como La gracia o Rey de reyes, vimos a una Zahara feliz, que no dejaba de bailar de un lado para otro del escenario como en la ocasión de Caída libre, la canción de todas las rubias y de la rubia rubísima Yola Berrocal. Pero el final de una de las actuaciones más esperadas como con las ganas de un niño por abrir sus regalos en año nuevo llegaba, y nosotros no queríamos, pero empezó a sonar Tú me llevas y en un abrir y cerrar de ojos vimos a Zahara bailando entre el público, disfrutando como nadie, como nosotros.
Tras esta actuación llena de pura magia, estábamos agotados, así que decidimos esperar y guardar sitio para ver lo que sería otra gran actuación de la noche, también en el escenario Ribera del Duero.
Era el turno de otro de los grandes que vimos esa misma mañana en la Plaza del Trigo, se trataba de Xoel López.
Esa noche pudimos ver a Xoel en un formato diferente, pues normalmente estamos acostumbrados a verlo con banda, pero esta ocasión disfrutamos de todo un señor haciendo él sólo lo que me mejor sabe, arte.
Sonaron muchos temas, tanto de Deluxe como Que no o Tierra, como de sus trabajos en solitario como Yo solo quería que me llevaras a bailar.
Un poco más tarde, pudimos ver al mismo Xoel López junto a los chicos de Sidonie en la rueda de prensa. Estamos hablando de grandes figuras de la música española, unidos, sentados en la misma mesa contándonos sus experiencias y su visión del festival.
Había risas entre ellos, había una amistad de varios años. Xoel nos explicaba que lo que anteriormente habíamos vivido con él en el escenario había sido algo único, "hacer un concierto en formato acústico es algo que se puede hacer sólo en el Sonorama y en muy pocos sitios más", nos decía.
Y después de brindar con un buen Ribera del Duero, nos fuimos al escenario que lleva bien alto ese nombre para ver a uno de los mejores grupos que tenemos, a ver a Vetusta Morla.
¿Que podemos decir de Vetusta Morla? Es un grupo ejemplar, con el que siempre tienes el disfrute asegurado. Por muchas veces que los hayas visto en directo siempre tienes emoción los minutos antes de empezar su actuación, hasta que de repente se encienden las luces y empieza a sonar La deriva.
El sonido fue impecable, a diferencia de algunas de las actuaciones de los días anteriores, en ellos se ve la profesionalidad y sobretodo la experiencia. De sus tres discos sonaron muchas canciones hasta llegar al punto de sumergirte en el concierto, en su música y no saber cuánto tiempo ha pasado hasta que llega el final.
Escuchamos sonar Valiente, Copenhague, Maldita dulzura, Mapas, La cuadratura del círculo, Pirómanos, Cuarteles de invierno o Fiesta mayor entre otros de los grandes temas que nunca nos cansamos de escuchar y sentir bien adentro.
Pero entonces, empezó a sonar la canción que avecinaba el final, Los días raros empezaron a meterse en nuestros oídos de una manera tan sublime que estremecía.
El público estaba sin aliento, porque a pesar del frío que tiene Aranda a esas horas de la noche, estábamos locos sumergidos en la magia que desprende Vetusta Morla.
Empezábamos diciéndolo cuando hablábamos del primer día del festival, pero el Sonorama Ribera es un festival muy especial, es algo mágico. La ilusión y la emoción que se palpa en el ambiente es una sensación única que no deja de vivirse durante los cuatro días y no se agota, tanto por parte del público como por todos y cada uno de los artistazos que pasan por los escenarios, de todo el equipo que trabaja ahí.
El Sonorama Ribera es y se hace grande, no sólo por tener dieciocho ediciones ya, sino por ser el festival donde el público hace cada vez más grandes a los grupos, y sobre todo, porque la palabra que más se pronuncia tanto por el público como por los artistas, es GRACIAS.
